Introducción
¿Te has preguntado alguna vez por qué la cerámica artesanal tiene una calidad especial que las piezas producidas en serie no pueden igualar? El secreto está en el camino: un proceso meticuloso que transforma la tierra cruda en la taza que sostiene tu café matutino o en el cuenco que acuna tu sopa vespertina.
Resumen rápido:
- Crear cerámica es un proceso de varias etapas que puede llevar semanas de principio a fin
- Cada pieza pasa por al menos 7 fases distintas: preparación, vaciado, recorte, secado, cocción del bizcocho, esmaltado y cocción del glaseado.
- Cada paso requiere habilidades, herramientas y paciencia específicas
- La inversión de tiempo en cada pieza es lo que confiere a la cerámica artesanal su carácter y calidad únicos
Recorramos la transformación mágica que tiene lugar en nuestro taller de Frankfurt. Esto es sólo una visión general; profundizaremos en cada etapa en entradas separadas.
El viaje de la arcilla: De la tierra a tu mesa
1. La preparación: Sentar las bases
Antes de que un alfarero toque siquiera el torno, hay un trabajo previo crucial. Pesamos cuidadosamente la arcilla para garantizar la consistencia de nuestras piezas, y luego la amasamos (lo que llamamos "acuñado") para eliminar las burbujas de aire y crear una textura uniforme. Al igual que amasar la masa de pan, este paso requiere músculo y conocimiento: demasiado poco y tu pieza podría explotar en el horno; demasiado y la arcilla se cansa y no responde.
Este trabajo de base puede parecer sencillo, pero es donde empieza la calidad. Ni siquiera las mejores habilidades para lanzar pueden salvar una arcilla mal preparada.
2. El lanzamiento: Comienza el baile
Cuando la mayoría de la gente piensa en la alfarería, se imagina el proceso hipnótico de dar forma a la arcilla en un torno. Esta danza entre las manos y la arcilla requiere años de maestría.
Primero viene el centrado, en el que alineamos perfectamente la arcilla en el torno, un paso engañosamente difícil pero fundamental para las piezas simétricas. Luego abrimos la arcilla centrada y tiramos de las paredes hacia arriba, formando gradualmente la forma deseada.
Cada taza, cuenco o jarrón de nuestra colección empieza como un trozo de arcilla al que se da forma mediante una suave presión, agua y constantes ajustes. La fase de vaciado determina la forma básica, el grosor y las relaciones proporcionales de cada pieza.
3. Recortar: Encontrar la forma final
Una vez que las piezas lanzadas se han secado hasta alcanzar lo que llamamos "dureza de cuero" (todavía húmedas pero lo bastante firmes para manipularlas), las devolvemos al torno para recortarlas. Es entonces cuando refinamos la forma, creando anillos para los pies, adelgazando las zonas pesadas y añadiendo definición a las curvas y los ángulos.
El recorte transforma una forma tosca en una pieza con intención y personalidad. Es un proceso sustractivo en el que eliminamos cuidadosamente el exceso de arcilla para revelar el verdadero carácter de cada pieza.
4. Secado: Requiere paciencia
Podría decirse que la etapa menos glamurosa pero más crucial es el secado. Un secado adecuado evita grietas y deformaciones al permitir que la humedad se evapore lenta y uniformemente de la arcilla.
Según el tamaño y el grosor de la pieza, esto puede llevar desde varios días hasta varias semanas. No podemos precipitarnos en este paso: muchas piezas hermosas se han perdido por un secado precipitado.
Nuestro taller dispone de zonas de secado específicas donde controlamos la humedad y el flujo de aire para garantizar que cada pieza se seque a la perfección.
5. La cocción del bizcocho: La primera transformación
El primer viaje al horno se denomina cocción de bizcocho (o "Schrühbrand" en alemán). Esta cocción lleva el horno a unos 1000°C (1832°F), transformando la arcilla de un material frágil y polvoriento en una cerámica porosa y permanente.
Esta cocción inicial es lenta y metódica, y quema cualquier resto de humedad y materia orgánica de la arcilla. Tras la cocción del bizcocho, las piezas son mucho más resistentes, pero siguen siendo lo bastante porosas para aceptar el esmalte.
6. Acristalamiento: Añadir color y función
Ahora viene la toma de decisiones artísticas. El glaseado no es sólo una cuestión estética: hace que el bizcocho poroso sea seguro para los alimentos e impermeable, al tiempo que añade color, textura e interés visual.
Aplicamos los esmaltes mediante diversas técnicas, como la inmersión, el vertido, el cepillado y la pulverización. Cada método crea efectos distintos, y a menudo combinamos técnicas para conseguir nuestros aspectos característicos.
La química del esmaltado es compleja: lo que ves antes de la cocción a menudo no se parece en nada al resultado final. Nuestros años de experiencia y un sinfín de pruebas nos ayudan a predecir cómo reaccionarán los minerales de nuestros esmaltes con nuestra arcilla de gres a altas temperaturas.
7. Cocción del glaseado: La magia final
La cocción final (o "Glasurbrand") alcanza temperaturas de entre 1200°C y 1300°C (2200°F-2400°F), lo suficientemente calientes como para fundir los materiales del vidriado y fusionarlos permanentemente con el cuerpo de arcilla.
En esta cocción es donde se produce la verdadera alquimia. Los minerales del esmalte se funden, fluyen y a veces interactúan para crear efectos únicos. Los colores se intensifican, las superficies se vuelven brillantes o mates, y la pieza se transforma por última vez.
Después de enfriarse (lo que tarda unas 24 horas), inspeccionamos cada pieza y lijamos los fondos según sea necesario para asegurarnos de que no rayen tus mesas.
Por qué son importantes tantos pasos
Cada paso de este proceso contribuye a la calidad, durabilidad y carácter de nuestro gres. Mientras que la producción industrial podría racionalizar o automatizar muchas de estas etapas, nosotros abrazamos el viaje completo. El resultado es una cerámica con:
- Ergonomía pensada a partir de un cuidadoso lanzamiento y recorte
- Integridad estructural gracias a una preparación y secado adecuados
- Carácter único gracias a nuestro enfoque práctico en cada fase
- Durabilidad de la cocción del gres a alta temperatura
- La belleza de nuestros esmaltes cuidadosamente desarrollados
Desde el primer toque de arcilla hasta la pieza final que llega a tus manos, hay un hilo continuo de atención y cuidado. Ésa es la diferencia que sientes cuando sostienes una de nuestras piezas: la intención acumulada de cada paso del camino.
Explora el proceso más a fondo
¿Te interesa saber más sobre etapas concretas? Estamos creando entradas detalladas sobre cada etapa:
- El Arte de Lanzar: Cómo damos forma a la arcilla en el torno (Próximamente)
- Recorte y acabado: perfeccionar nuestras piezas de cerámica (Próximamente)
- La Ciencia del Secado: Un Paso Crítico en la Fabricación de Cerámica (Próximamente)
- Primer fuego: El proceso de cocción del bizcocho (Próximamente)
- Esmaltado: Añadir color y función al gres (Próximamente)
- El fuego final: cocción de glaseado y toques finales (Próximamente)
Síguenos mientras compartimos la detallada artesanía que hay detrás de cada pieza de tu casa.
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Primer fuego: El proceso de cocción del bizcocho